En primer lugar consideremos cómo nació la Iglesia Anglicana, y remontémonos nuestra propia historia, a través de la Iglesia Madre de Inglaterra.
La Iglesia Cristiana siguió la difusión del Imperio Romano. Muy bien pudiera ser que algunos soldados romanos (quizá aquellos que un tiempo fueron guardianes de Pedro o Pablo cuando estos se hallaban en prisión), vinieran a las costas de Inglaterra y trajeran consigo el Evangelio. En todo caso, está perfectamente claro que por las referencias históricas que poseemos, que el cristianismo existía en Bretaña en el siglo II. Hay varias teorías sobre la forma que llego a Bretaña; ninguna de estas teorías puede ser probada contundentemente, y cualquiera de ellas podría ser la correcta.
En el año 314, asistieron al Concilio de Arles tres obispos ingleses; otro concilio se celebró el año 359: el Concilio de Rímini; de los 400 obispos asistentes, los británicos fueron los únicos que aceptaron asignaciones para su viaje. Aunque esto aparentemente indica la pobreza de la Iglesia inglesa en aquel tiempo, era un iglesia activa y misionera. Envió misioneros a toda la Bretaña: Iltud fue a Gales en el siglo V; Niniano fue a Escocia en el año 397; Patricio, consagrado obispo en el año 492, fue a Irlanda. En el año 410, las legiones romanas se retiraron de Bretaña y siguieron las incursiones y saqueos de los anglos, los sajones y los jutes. La Iglesia Cristiana no quedó destruida completamente, ni recluida en las colinas o al Oeste de Inglaterra.
Fue casi doscientos años más tarde, cuando el Papa Gregorio envió a Agustín a las costas de Inglaterra. Con frecuencia se oye decir que la Iglesia comenzó con Agustín; más debemos tener presente que la Iglesia estaba allí dos siglos antes de que él llegara. Agustín desembarcó con cuarenta monjes el día de la Pascua del año 597. Se le concedió un lugar donde vivir, alojamiento para sus monjes, y recibió permiso para rearara algunas viejas iglesias que se habían desmoronado durante la invasión de los anglos, los sajones y los jutes. Agustín halló que Berta, la esposa del rey Etelberto, era una cristiana bautizada. Poco después de su llegada, Etelberto mismo fue bautizado y muchos de sus vasallos le siguieron. Agustín fe consagrado Arzobispo de Inglaterra, aunque realmente nunca fue reconocido por los obispos británicos. Con su consagración, la Iglesia de Inglaterra dejó de ser un área misionera asilada, y la Iglesia católica de Cristo fue fundada y reconocida en Bretaña. La Iglesia de Cantorbery fue reconstruida y dedicada al “Santo Salvador Jesucristo nuestro Dios y nuestro Señor”. La sede episcopal fue establecida en Cantorbery y quedaron formadas dos provincias: York y Londres.
La Iglesia Cristiana siguió la difusión del Imperio Romano. Muy bien pudiera ser que algunos soldados romanos (quizá aquellos que un tiempo fueron guardianes de Pedro o Pablo cuando estos se hallaban en prisión), vinieran a las costas de Inglaterra y trajeran consigo el Evangelio. En todo caso, está perfectamente claro que por las referencias históricas que poseemos, que el cristianismo existía en Bretaña en el siglo II. Hay varias teorías sobre la forma que llego a Bretaña; ninguna de estas teorías puede ser probada contundentemente, y cualquiera de ellas podría ser la correcta.
En el año 314, asistieron al Concilio de Arles tres obispos ingleses; otro concilio se celebró el año 359: el Concilio de Rímini; de los 400 obispos asistentes, los británicos fueron los únicos que aceptaron asignaciones para su viaje. Aunque esto aparentemente indica la pobreza de la Iglesia inglesa en aquel tiempo, era un iglesia activa y misionera. Envió misioneros a toda la Bretaña: Iltud fue a Gales en el siglo V; Niniano fue a Escocia en el año 397; Patricio, consagrado obispo en el año 492, fue a Irlanda. En el año 410, las legiones romanas se retiraron de Bretaña y siguieron las incursiones y saqueos de los anglos, los sajones y los jutes. La Iglesia Cristiana no quedó destruida completamente, ni recluida en las colinas o al Oeste de Inglaterra.
Fue casi doscientos años más tarde, cuando el Papa Gregorio envió a Agustín a las costas de Inglaterra. Con frecuencia se oye decir que la Iglesia comenzó con Agustín; más debemos tener presente que la Iglesia estaba allí dos siglos antes de que él llegara. Agustín desembarcó con cuarenta monjes el día de la Pascua del año 597. Se le concedió un lugar donde vivir, alojamiento para sus monjes, y recibió permiso para rearara algunas viejas iglesias que se habían desmoronado durante la invasión de los anglos, los sajones y los jutes. Agustín halló que Berta, la esposa del rey Etelberto, era una cristiana bautizada. Poco después de su llegada, Etelberto mismo fue bautizado y muchos de sus vasallos le siguieron. Agustín fe consagrado Arzobispo de Inglaterra, aunque realmente nunca fue reconocido por los obispos británicos. Con su consagración, la Iglesia de Inglaterra dejó de ser un área misionera asilada, y la Iglesia católica de Cristo fue fundada y reconocida en Bretaña. La Iglesia de Cantorbery fue reconstruida y dedicada al “Santo Salvador Jesucristo nuestro Dios y nuestro Señor”. La sede episcopal fue establecida en Cantorbery y quedaron formadas dos provincias: York y Londres.
Sólo más tarde nació la provincia de Cantorbery.