Hoy más que nunca necesitamos echar una mirada atrás y dirigirla hasta los albores de la cristiandad, a los inicios, y así, mirar un poco más de cerca la vida de aquellos a quienes conocemos como los "Mártires de Cristo".
Es probable que algunos opinen que ya se ha hablado lo suficiente acerca del tema; otros muchos tal vez no han escuchado nada o casi nada acerca de estos personajes y se pregunten quienes son, o qué hicieron para que desde el primer siglo de la cristiandad hasta el día de hoy continuen manteniéndose en la memoria y se siga hablando de ellos. Lo cierto es que hoy el mundo entero necesita tener AUTÉNTICOS EJEMPLOS DE VIDA, héroes reales a quien conocer, de quien aprender... Los Mártires de Cristo son la prueba de que la Fe no es una idea, ni una teoría: La Fe se vive, y se vive -a veces- de formas insospechadas.
La palabra "mártir" es una palabra griega que significa "testigo"; luego entonces "martirio" significa "testimonio".
La fuente que nos permite saber acerca de los acontecimientos de la persecusión y martirio de los cristianos, especialmente de los siglos I al IV la constituyen las actas oficiales, hechas por las "leyes civiles" de aquel entonces, los testimonios personales y los relatos de los que fueron contemporaneos a estos hechos o personajes.
Según los estudiosos, las persecuciones de que fueron objeto nuestros hermanos en Cristo pueden dividirse en tres etapas básicas:
La primera etapa. La podemos ubicar a finales del siglo I, bajo el gobierno del emperador Trajano.
La segunda etapa. Corresponde a los principios del siglo III, bajo el gobierno de los emperadores Decio y Valeriano. Contrario a la primera etapa en la que se castigaba solo a los cristianos denunciados como tales, en esta segunda etapa hubo una persecución sistemática con toda la intención de descubrir a quienes eran cristianos.
La tercera etapa. Se ubica en los principios del siglo IV bajo la autoridad de los terribles emperadores, cuyo gobierno se dividió en cuatro sectores. Los emperadores que más persiguieron a los cristianos fueron Diocleciano y Maximiano. Durante esta etapa creció el número de mártires, así como el grado de tortura a la que fueron sometidos; por ello también se le llama a esta etapa la gran persecución.
Nuestros hermanos en Cristo eran acusados de ateísmo por no adorar a los dioses paganos de aquel entonces, pero además fueron injustamente acusados de delitos tales como matar niños, comer carne humana, cometer incesto...etc.
Como dice el Padre Migioranza (recopilador de "Actas de los Mártires), a nuestros hermanos los Mártires de Cristo les debemos una enorme deuda de gratitud y compromiso... pues sus enseñanzas nos iluminan, sus ejemplos nos estimulan, su martirio nos enaltece, su intercesión nos protege..."
¡Gloria a Dios en la multitud de sus santos Mártires!