"No creo que vayamos a pasarnos el tiempo apagando incendios", declaró el arzobispo de Westminster, Vincent Nichols, en una rueda de prensa organizada en Londres para presentar los detalles del viaje papal del 16 al 19 de septiembre próximos, que suscita polémica en Gran Bretaña por su elevado coste y por el tema de los abusos.
Nichols recordó que la Iglesia Católica inglesa "condenó justamente los abusos y criticó justamente" la lentitud de la reacción del Vaticano en este asunto.
"Nadie debería presionar al Papa para que se reúna con víctimas de abusos, para que haga una buena foto. La visita es al Reino Unido, que no es Bélgica, no es Irlanda, no es Estados Unidos", agregó refiriéndose a tres de los países más afectados.
Las autoridades eclesiásticas y políticas insistieron en el carácter "histórico" de esta visita, cinco siglos después del cisma anglicano.
El Papa será recibido el 16 de septiembre por la reina Isabel II, jefa de la Iglesia anglicana, en Edimburgo, y antes de abandonar Escocia, celebrará una misa al aire libre en Glasgow.
En Inglaterra, el Papa se dirigirá a la sociedad civil en el Westminster Hall de Londres y participará en una celebración ecuménica en la Abadía de Westminster.
También presidirá en Birmingham la beatificación de John Henry Newman, un presbítero anglicano converso del siglo XIX que llegó a cardenal.
Esta será la primera visita de Estado de un Papa al Reino Unido desde que Enrique VIII rompió con Roma y el catolicismo, hace casi cinco siglos. Su antecesor, Juan Pablo II, fue el primero en visitar este país, pero su viaje de 1982 fue pastoral.