viernes, 6 de agosto de 2010

MARTIRIO DE SANTIAGO APÓSTOL



Santiago Apóstol nació en Betsaida, Galilea, (no se sabe el año exacto); hermano mayor de San Juan Evangelista e hijo de Zebedeo y Salomé. Es llamado por muchos como uno de los apóstoles predilectos de nuestro Señor Jesucristo, pues junto a San Pedro y a su hermano San Juan, fue testigo de grandes señales y milagros realizados por el Señor, y estuvieron presentes en momentos muy importantes señalados en las Sagradas Escrituras, tales como la Transfiguración del Señor en el monte Tabor y la Oración de Jesús en el huerto de Getsemaní, momentos antes de ser entregado y aprehendido. Los Evangelios dejan entrever que este apóstol era particularmente de un carácter impetuoso y decidido, tal vez por ello el Señor les puso el sobrenombre de "hijos del trueno".

Según la leyenda, tras el Pentecostés (hacia el 33 d.C) cuando los apóstoles son enviados a predicar, el apóstol Santiago cruza el Mediterráneo y llega hasta la Hispania, lo que actualmente constituye los países de España y Portugal (de ahí que sea considerado como santo protector de España). Según esta leyenda, el apóstol Santiago vuelve a Jerusalén debido a que la Virgen María se le aparece a este y a los demás apóstoles, pues está a punto de ir con el Señor y ella quiere ver a todos los apóstoles antes de partir.

Lo cierto es que, según lo que podemos leer en los Hechos de los Apóstoles, tras una prédica, el apóstol Santiago es martirizado en Jerusalén hacia el año 44, muerto a filo de espada por órden del rey de Judea, Herodes Agripa I: "Por aquel tiempo, el rey Herodes comenzó a perseguir a algunos de la iglesia. Ordenó matar a filo de espada a Santiago, el hermano de Juan; y como vio que esto había agradado a los judíos, hizo arrestar también a Pedro"... Hechos 12, 1-3

La leyenda acerca del viaje del apóstol Santiago a Hispania se liga a acontecimientos reales narrados en los Hechos de los Apóstoles, sin embargo, esta narración se cierra volviendo a la leyenda una vez más en la que se dice que los discípulos del apóstol llevan sus restos de vuelta a Hispania en donde son sepultados y luego descubiertos por el obispo Teodomiro en el siglo VII.

Santiago fue uno de los apóstoles que junto con San Pedro y San Juan se consideró como una de las columnas de la Iglesia.